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Piel seca: características y cuidados

La piel seca tiene una textura fina y uniforme, es mate, se siente incómoda, seca y tirante en todo el rostro y puede estar irritada y sensible.

Los términos "piel seca" y "piel deshidratada" se utilizan a menudo indistintamente para referirse a lo mismo. ¿Cómo es esto exactamente?

La piel seca carece de grasa/sebo y la piel deshidratada carece de hidratación. La piel seca es un tipo de piel, mientras que la piel deshidratada es una afección cutánea que puede darse en cualquier persona. Por ejemplo, alguien con piel grasa también puede tener piel deshidratada al mismo tiempo. Lo confuso es que las personas con piel seca y deshidratada pueden sufrir descamación, picor, sensibilidad, tirantez y falta de brillo.

Por lo tanto, una rápida visión general de las diferencias:

 

Características

Piel seca

La piel seca lo es en todas partes, incluidas las manos y el cuero cabelludo, es muy propensa al envejecimiento prematuro y necesita una nutrición constante mediante productos ricos en grasa. La piel seca tiene una textura fina y poros muy finos. Además, la piel seca suele tener un aspecto apagado y se siente tirante inmediatamente después de lavarla. La piel seca también es propensa a las arrugas y rara vez sufre granos.

Piel deshidratada

La piel deshidratada puede parecer grasa y seca al mismo tiempo. Esta afección cutánea suele ser temporal y puede surgir debido a factores ambientales como el clima o la dieta. En la piel deshidratada, la capa protectora natural de la piel (la capa lipídica/grasa) es demasiado baja, lo que provoca que la humedad se evapore de la piel. Por lo tanto, la piel deshidratada necesita hidratarse constantemente y se reconoce principalmente por las líneas de expresión, la descamación y la sensación de tirantez. A menudo se aprecia un brillo tirante en la frente y las mejillas. Además, las manchas pueden ser un signo de deshidratación.

 

Causas

Aunque la piel seca puede ser congénita, suele ser el resultado de hábitos erróneos en el cuidado diario de la piel y/o hábitos de vida. Las principales causas de la piel seca son

  1. Hábitos de ducha y baño: La combinación de jabones, productos de baño y geles de ducha con tensioactivos agresivos y agua muy caliente no sólo elimina la suciedad, sino que afecta a la barrera cutánea, resecando la piel.
  2. El uso de determinados ingredientes en los productos de cuidado personal: Los ingredientes sintéticos como fragancias y conservantes en cremas o lociones para el cuidado pueden dañar la barrera cutánea, reduciendo la capacidad de la piel para retener la humedad.
    Dieta y estilo de vida: La falta de ciertos nutrientes, como proteínas y determinadas grasas, así como no beber lo suficiente y fumar, pueden resecar la piel desde dentro.
  3. Edad: A medida que envejecemos, los cambios hormonales hacen que la piel se vuelva más seca. Especialmente durante y después de la menopausia, muchas mujeres notan que su piel está mucho más seca. Los estrógenos disminuyen, lo que hace que la piel sea más fina y seca.
  4. Condiciones meteorológicas: Las temperaturas frías, el viento y el aire seco resecan más la piel desde el exterior. Por eso, durante el invierno, la piel puede sentirse aún más seca.
  5. Radiación UV: demasiada luz solar puede resecar la piel.
  6. Aire seco en la casa: El nivel ideal de humedad en la casa ronda el 45-50%. Si los niveles de humedad son más bajos, normalmente a causa de la calefacción o el aire acondicionado, la piel puede volverse más seca. Un humidificador o bandejas con agua pueden ayudar.
  7. Estrés: El estrés no sólo altera las funciones de la piel, sino que también afecta a la producción de proteínas en la piel que ayudan a retener la humedad.
  8. Piel sensible: En las pieles sensibles, el mecanismo de defensa que protege al organismo de los estímulos externos se ve alterado. Esto puede provocar sequedad cutánea. Por eso, la piel seca y la piel sensible suelen ir juntas.
  9. Herencia: La piel seca puede ser hereditaria y, por tanto, congénita.

 

Cuidado

  1. Adapta tu ritual de ducha o baño: Dúchate lo más corto y frío posible (máx. 37 grados) Utiliza cremas de ducha naturales y suaves que no dañen la capa protectora de tu piel, sino que la enriquezcan. Después de la ducha, hidrata tu piel con una crema corporal.
  2. Limpia tu rostro sin agua: Si tu piel facial es muy seca, puedes limpiarla sin agua durante varias semanas. Utiliza la combinación leche/tónico o un gel limpiador mineral. Comprueba cómo reacciona tu piel, si se vuelve más calmada y flexible. Si es así, también puedes cambiar a un gel limpiador sin jabón una vez al día.
  3. Nutre tu piel con cremas enriquecidas y añade un sérum a tus cuidados diarios: Después de la limpieza, utiliza un sérum de tu elección y déjalo actuar unos minutos. A continuación, aplica una crema facial para pieles secas hasta que tu piel se sienta agradablemente nutrida.
  4. Mascarilla facial: Utiliza una mascarilla facial para pieles secas 1 ó 2 veces para nutrirla e hidratarla más.
  5. Nutre tu piel desde el interior y elige un estilo de vida saludable: Beba entre 1,5 y 2 litros de agua al día y ponga en su menú suficientes proteínas y grasas saludables ricas en ácidos grasos omega-3. Además, asegúrate de relajarte, hacer ejercicio y dormir lo suficiente. Deja de fumar y limita el consumo de alcohol.
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